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APRENDER A VIVIR A TRAVÉS DE LA CONFIANZA

Vivir a través de la Confianza es un modo profundamente simple que ayuda a transitar el dolor y la pérdida. Mientras que expandimos nuestro crecimiento espiritual.

APRENDER A VIVIR A TRAVÉS DE LA CONFIANZA

Cuando reviso mi vida veo que todo lo que he transitado me ha preparado exactamente para lo que hago ahora.

Desde la perspectiva de mis cuatro décadas puedo ver mi pasado y darme cuenta que desde el loco empleo en una librería durante la época escolar a mis 15 años de edad, pasando por liderar equipos de auditoria en mi propia empresa, hasta mi participación como voluntaria en asociaciones de mujeres, me han permitido aprender. Desde trabajar bajo presión hasta empatizar con las personas y encontrar su lado más humano aunque a veces no comparta sus ideas.

Absolutamente todo ha dejado una huella en mí. Antes no era consciente de ello y me sentía guiada por una fuerza externa que me empujaba. Hoy cada experiencia parece, en retrospectiva, que fui guiada por mi SER a través de la intuición. Todo para ayudarme a desempeñar un papel particular en esta vida. Cuando me doy cuenta de ello, me maravillo.

Posiblemente la madurez de mi actual edad y la interrelación de mis experiencias a lo largo de los años, que hasta hace poco me parecían inconexas, me han permitido entender y prepararme para actuar no desde el miedo, la duda o la incertidumbre sino desde la confianza.

Cada vez que atravieso por épocas difíciles, soy capaz de distanciarme del conflicto y detenerme a reflexionar qué nueva habilidad, cualidad o sabiduría puedo estar aprendiendo a través de esa situación y de esa manera.

Pensar en los cambios, retos y desafíos que la vida me brinda como lecciones para expandir mis propios límites y encontrar incluso serenidad, en ocasiones cuando la necesito con más apremio.

Nuestras lecciones más Importantes

El plan de estudios en esta escuela de la vida varía de persona a persona. Algunos pueden aprender sus lecciones a través de una situación familiar difícil; otros pueden hacerlo al atravesar por una crisis de salud, la muerte de un ser querido, un divorcio o quizás un revés financiero. El plan de estudios para cada uno es diferente.

El Dolor, la pérdida, la alegría y el amor son parte de la vida. El modo como respondemos a estas experiencias tiene mucho que ver con nuestro crecimiento espiritual.

La lección de vida más importante es sin duda, aprender a confiar en nuestra intuición, esto significa permitirte ser guiado por lo que reside en tu interior.

Rick Nurriestearns escribe en su revista -Transformación Personal- “Tenemos que confiar en los eventos aparentemente aislados y esas decisiones difíciles de razonar son como notas musicales que eventualmente integran la melodía que revela la divinidad de nuestra vida… Es un reto confiar en lo que no parece obvio; sin embargo, ser guiado por nuestro yo verdadero requiere que lo hagamos.»

Aprender a través de la confianza.

Una de las mayores transformaciones en mi vida fue resultado de una decisión en apariencia inocua. Me di cuenta de que constantemente había pasado la vida viendo el mundo a través de las lentillas del temor, las expectativas, los errores. 

Tenía miedo de tomar malas decisiones, al cambio, a lo que pensaran las personas o simplemente no estar haciendo aquello que debía hacer. La decisión que tomé fue vivir mi vida confiando en mi conocimiento interior, en mi intuición.

Razoné que mi antigua manera de aprender a través del miedo no funcionaba. Me sentía constantemente tensa, agitada y no estaba durmiendo bien.

Fue entonces cuando en lugar de tomar el restrictivo camino del miedo y la duda, decidí esforzarme por aprender mis lecciones de vida a través de la confianza.

Me di cuenta de que podía controlar mi mente, mis pensamientos, mis emociones, y podía elegir la confianza a la duda y el miedo.

Es obvio que el cambio no se produjo de la noche a la mañana. Como sucede con casi todo, lo realmente importante requiere de tiempo, constancia y voluntad.

Nada que temer, nada que demostrar.

Cada vez que me sentía tentada a preocuparme o a tener miedo, me decía: «todo saldrá bien, no tienes nada que temer, ni nada que demostrar”. Incluso cuando algo difícil se me presentaba, podía confiar en mi conocimiento interior para tomar las decisiones correctas.

Si me sentía entusiasta, apasionada o en paz con una elección, sabía que era el curso de acción correcto. Aunque no tuviese hechos comprobables y pareciera una decisión completamente inconexa dentro de un plan desarticulado.

Aunque suene increíble las piezas del rompecabezas van apareciendo mientras avanzo y ya para mí en mi nueva forma de vivir no todo tiene que estar sujeto a una agenda, un horario, una expectativa o una repuesta.

Ahora soy más feliz, encontré que ésta nueva forma es un modo profundamente simple de vivir. Aprendí que cuando lo hago bien, voy en el flujo de una vida más serena, sabia y sincronizada. Eventos, personas, dinero, casi cualquier cosa me llega sin el dolor, dificultad y apego como antes de mi enfoque basado en el miedo.  

El poeta Rumi lo resumió de mejor manera; «Rara vez oímos la música interior, pero a pesar de ello todos danzamos a su ritmo.»

Agradezco y bendigo la posibilidad de oír mi música interior y regocijarme danzando a su ritmo.

Karla Alezard

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